-Mi hijo, no toleraba que le cortaran el cabello, las uñas o lavar sus dientes y aunque ya controla esfínteres, no logra retener orina y frecuenta el baño muchas veces al día-.
-Mi hijo rechazaba el columpio, pero ahora le encanta el deslizador y si es con agua mejor, incluso a velocidades un poco peligrosas-.
Por ejemplo, los niños que tengan cualquiera de estas condiciones podrían necesitar moverse constantemente. No obstante, los motivos serían diferentes.
Al igual que los niños con TDAH, los que tienen dificultades del procesamiento sensorial pueden experimentar ansiedad.
Hay muchos recursos y servicios de apoyo disponibles que ahora les comparto:
Los niños con alteración sensorial pueden tener retrasos en el lenguaje o problemas para comunicarse con los demás. Pueden tener conductas extrañas o repetitivas o problemas de aprendizaje. No hay dos niños autistas que sean iguales y, en calidad de padre, usted es un experto en su hijo.
Por lo tanto, cuando hable con sus médicos o terapeutas, hágales muchas preguntas. Explíqueles lo que le preocupa. Y, si no le satisfacen sus respuestas, considere la posibilidad de obtener una segunda opinión.
Cuando se sienta cómodo con el diagnóstico de su hijo, aprenda sobre todas las opciones de tratamiento que pueden incluir la terapia y los servicios educativos.
Cuando su hijo vaya creciendo, búsquele oportunidades para que pueda socializar con otros niños de su misma edad y poner en práctica las habilidades que haya aprendido en terapia. Los padres de niños de pocos años y de preescolar pueden considerar la posibilidad de asistir a clases para madres e hijos o de organizar reuniones con niños de edades similares en su vecindario. Esos encuentros pueden ser una valiosa oportunidad de aprendizaje social para su hijo.
Si es posible, inscriba a su hijo en clases de aprendizaje de habilidades sociales. Están pensadas específicamente para niños que necesitan una ayuda adicional para relacionarse con los demás. Los niños aprenden cosas como establecer contacto ocular, adoptar turnos y compartir. La mayoría de las clases las imparte un terapeuta o un trabajador social.
Y no se olvide de las oportunidades sociales para sí mismo y para sus otros hijos. Muchas localidades disponen de grupos de apoyo para padres o hermanos de niños con autismo.
O sea que pida ayuda a otro miembro de la familia en tareas como lavar la ropa o preparar la comida. Llegue a acuerdos con su pareja sobre el cuidado de su hijo para que ambos puedan disfrutar del tan necesario tiempo para uno mismo. O si le es posible Contrate a un cuidador que se sienta cómodo cuidando de su hijo.
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